El líder del Frente Renovador no quiere jugar el papel de mediador en la interna K, ya que no cree que sea necesario armar una mesa tripartita junto al gobernador y la ex presidenta.
“No me voy a meter. Es una pelea de familia. No soy intermediario ni mediador”. Contundente. Explícito. Sin doble sentido. Sergio Massa fue claro con un dirigente bonaerense que lo visitó en las últimas horas en sus oficinas de Avenida Libertador. El enfrentamiento al que se refería es el de Cristina Kirchner y Axel Kicillof, que ha generado un sinfín de especulaciones en las arterias del peronismo.
Al líder del FR (Frente Renovador) no le interesa meterse en esa interna de mesa chica, ni tampoco en la que protagoniza el armado político del gobernador bonaerense y La Cámpora. Les repite a todos sus interlocutores más o menos lo mismo. Hay que correrse de los enfrentamientos y empezar a reorganizar el espacio opositor. Basta de internas.
La posibilidad de armar una mesa tripartita junto al Gobernador y la ex presidenta no aparece en el orden de sus prioridades. No cree que sea necesaria. Ni esa ni ninguna mesa política que se convierta en un punto de encuentro. A uno de sus últimos íntimos se lo hizo saber con unas pocas palabras: “El que filtra esas cosas es porque quiere que haya quilombo y la mesa no se haga. Yo no estuve ninguna mesa con ellos”.
“El peronismo no se va a suicidar. Va a ser competitivo. Ir por separado es regalarle el triunfo a Milei. ¿Quién va a poner la cara y se va a hacer cargo de eso?”, le dijo al mismo dirigente bonaerense que lo visitó y le planteó sus reparos sobre la posibilidad de que el año que viene el peronismo tenga dos listas en el territorio bonaerense, idea que nació del armado político y territorial de Kicillof.
Massa no solo cree que la interna bonaerense daña al espacio político, sino que los que están debajo de Kicillof y alimentan la conflictividad, le restaron centralidad al gobernador bonaerense y lo hicieron caer en las encuestas. “Nos hacen perder el tiempo en vez de ayudarnos a ordenar”, planteó en una de sus últimas reuniones.
La molestia es con el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, y los dirigentes que están en esa mesa política, como Mario Secco, Fabián Cagliardi, Andrés “Cuervo” Larroque y Carlos Bianco. El problema no son ellos cómo dirigentes, sino como alimentan la interna en la provincia. Entiende que algunos de ellos buscan rédito personal y en el afán de confrontar con La Cámpora, desperfilan al gobernador.
En los últimos encuentros que tuvo les marcó a sus interlocutores que no hay una fecha de regreso a la escena pública. No hay un día señalado en el calendario. Dio de baja cualquier especulación sobre una aparición que retumbe en el escenario político. En algún momento volverá, pero no sabe cuándo ni cómo. Quienes están cerca de él dicen que la voluntad de este año es que tomen protagonismo otros dirigentes, más allá de que la conducción de él siga vigente y sin fisuras. Pero detrás de escena.
Todos los meses se reúne con diputados, senadores y gobernadores de UP (Unión por la Patria). También con los integrantes de Fundación Encuentro y la mesa política del Frente Renovador. “Todos creen que hacer política es pararse y hacer que el mundo gire alrededor tuyo. Y el mundo sigue girando igual”, fue el planteo que le hizo a un legislador con el que compartió un termo de mate hace poco tiempo. Explicaciones sobre su silencio público.