Las elecciones primarias son invariablemente la chispa de intensos debates interpretativos. Los resultados de las PASO, al no conferir mandatos directos, dan paso a una danza de valoraciones sobre la posición de los candidatos en la carrera hacia las elecciones generales de octubre. En esta ocasión, la sorpresa del desenlace y la reconfiguración de un escenario político que durante años se mantuvo polarizado entre dos alianzas principales, avizoran un conflicto encarnizado en la arena de las lecturas políticas.
Desde una perspectiva histórica, se plantea la cuestión clave: ¿Qué destino le aguarda al peronismo en octubre? ¿Podría ser que, después de casi ocho décadas, la política deje de girar en torno a la tradicional dialéctica entre el peronismo y el antiperonismo?
Esta posibilidad adquiere cuerpo si el peronismo no logra revertir un desempeño que, a la luz de los datos de las PASO, se convierte en su peor marca histórica. La incapacidad de incrementar su cosecha de votos de cara a octubre plantea dudas sobre su capacidad de disputar el poder, algo que no se había cuestionado desde los días fundacionales bajo Juan Perón. Sin embargo, alcanzar tal cometido parece hoy en día una tarea ardua: la suma de los votos obtenidos por Sergio Massa y Juan Grabois se sitúa 7 puntos por debajo del respaldo logrado por Javier Milei.
Junto a las turbulencias económicas que deberá abordar, Sergio Massa se encontrará, a partir del próximo lunes, con una titánica misión política: persuadir a los gobernadores y, de manera primordial, a los intendentes del conurbano bonaerense, para que sigan promoviendo su fórmula. En las PASO, tal como se evidenció en los resultados, los alcaldes peronistas en las periferias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -una región clave para el kirchnerismo- optaron por proteger sus intereses repartiendo boletas fragmentadas.
La coalición Juntos por el Cambio también se ve enfrentada a un desafío de gran envergadura, lo que demanda un análisis tanto hacia el exterior como hacia su interior. En el plano externo, Patricia Bullrich debe definir su postura frente a un Milei con quien comparte bastantes puntos en su discurso público. La tarea que la aguarda consiste en retener a los votantes que respaldaron a Horacio Rodríguez Larreta y, al mismo tiempo, captar el apoyo de los seguidores de Juan Schiaretti, con lo cual tendría alguna posibilidad de superar al peronismo y disputar el primer puesto con Milei. Esta encomienda conlleva un giro inédito: dirigirse también a los votantes afines al kirchnerismo, un sector que hasta ahora había sido obviado.
Desde la perspectiva interna de Juntos por el Cambio, surge un arduo trabajo para Mauricio Macri, quien es la única figura capaz de realinear al PRO luego de una contienda interna aguerrida, en la cual las circunstancias no evolucionaron como se anticipaba apenas unas semanas atrás. Junto con Bullrich, Macri deberá dedicar sus esfuerzos a reconstruir una coalición que ahora debe incluir al radicalismo, una fuerza que apostó en gran medida por Rodríguez Larreta y que actualmente está debilitada. La cantidad reducida de votos obtenida por el Jefe de Gobierno es uno de los indicadores que subraya la magnitud de los desafíos que enfrenta Juntos por el Cambio: Bullrich obtuvo la cantidad de votos esperada, mientras que Larreta quedó por debajo de las expectativas.
Finalmente, Milei, después de celebrar su inesperado triunfo, debe afrontar la tarea de asegurar el mantenimiento de su apoyo. Aunque la avalancha de votos que recibió refleja un electorado diverso, Milei ha ganado un seguimiento especialmente fuerte entre los jóvenes y los estratos socioeconómicos más bajos. Argentina, al igual que gran parte de América Latina, tiene una población mayoritariamente joven y con limitados recursos, tal como lo indica su composición demográfica.
La preferencia de los jóvenes por Milei se manifiesta claramente al examinar su presencia en las plataformas de redes sociales utilizadas por los menores de 30 años. En ese espacio, su nombre, estilo y discursos se propagan fragmentados, como centellas de fuego.
La arraigada conexión de su figura entre los sectores menos favorecidos, una tendencia que se intuía en los sondeos de opinión durante la campaña, quedó confirmada en las PASO. Milei obtuvo porcentajes más altos en los distritos más afectados por dificultades económicas. Algunos ejemplos concretos: obtuvo mejores resultados en José C. Paz en comparación con San Isidro, y su desempeño fue superior en Moreno que en Vicente López.
¿Será capaz Milei de capitalizar este sorprendente resultado obtenido el pasado domingo? Prever con certeza en este caso es un reto, ya que el líder libertario se diferencia de manera considerable de sus predecesores en la historia. Encabeza un movimiento desorganizado, sin una estructura clara y con pocos políticos experimentados en sus filas. Sin embargo, ahora se encuentra en posición de desafiar seriamente por el poder, algo que, hasta el momento y por su propia elección, había estado observando desde la periferia.