El nuevo arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, ha hecho un llamado a “no fomentar la profundización de la grieta” y ha pedido a todos hacerse cargo de la realidad económica y social que afecta a la ciudad.
Durante la misa de inicio de su ministerio pastoral en la Plaza de Mayo, García Cuerva instó a la comunidad a ser consciente del sufrimiento de aquellos que están pasando por momentos difíciles, incluyendo a las familias afectadas por la pandemia de Covid-19, los ancianos abandonados, quienes enfrentan adicciones y violencia, y aquellos que luchan por sobrevivir en situaciones precarias.
El arzobispo hizo un llamado a la unión y la esperanza, enfatizando la importancia de trabajar juntos como comunidad para enfrentar los desafíos que enfrenta la ciudad. En su sermón, García Cuerva destacó que la fe y la solidaridad son fundamentales para superar la complejidad de la realidad actual.
La ceremonia de toma de posesión tuvo lugar en la Catedral Metropolitana y contó con la presencia del presidente Alberto Fernández, miembros de su gabinete y otros dirigentes políticos. Sin embargo, no estuvo presente el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
El arzobispo García Cuerva es considerado un líder pastoral comprometido con los más pobres y ha trabajado extensamente en el ámbito carcelario y en los barrios populares del conurbano bonaerense. Su designación como arzobispo de Buenos Aires se conoció en mayo, luego de que el Vaticano aceptara la renuncia del cardenal Mario Poli.
De 55 años, García Cuerva es considerado un obispo de gran saber académico además de contar con una profunda inserción pastoral, especialmente en el ámbito carcelario, y con una importante trayectoria social en los barrios populares del conurbano bonaerense. A fines de junio, el papa Francisco entregó el palio bendecido al nuevo arzobispo porteño, en una ceremonia en la Basílica de San Pedro en la que también animó a los responsables de arquidiócesis de todo el mundo a trabajar “en los barrios, en la sociedad civil, en la Iglesia y en la política”.
La designación de García Cuerva se conoció el pasado 26 de mayo, luego de que el Vaticano aceptara la renuncia presentada por el cardenal Mario Poli, al haber cumplido 75 años -el 29 de noviembre de 2022 pasado- y lo designara administrador apostólico de Buenos Aires, con las facultades de arzobispo arquidiocesano, hasta la toma de posesión canónica de su sucesor.
Nacido el 12 de abril de 1968 en Río Gallegos, García Cuerva cuenta con una importante trayectoria académica -es abogado y teólogo- y además posee una profunda inserción pastoral: fue capellán de varios penales y secretario de la Pastoral Carcelaria del Episcopado y se desempeñó como párroco en la populosa villa La Cava, en San Isidro, así como en otras villas del conurbano bonaerense, un verdadero “pastor con olor a oveja”, como suele definir Francisco a los curas con ese perfil.